Yonatan Daniel Aguilar de 11 años, de Los Ángeles, California.
Una madre de Los Ángeles, California fue sentenciada entre 25 años y cadena perpetua, varios años después de que las autoridades dijeran que escondió a su hijo de 11 años en un armario después de sedarlo antes de su muerte en 2016, informó la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Los Ángeles.
Verónica Aguilar, de 46 años, no objetó el cargo de agresión a un niño que provocó su muerte. Su sentencia se produjo este 8 de diciembre, siete años después de que su hijo Yonatan Daniel Aguilar fuera encontrado muerto en un armario de su casa en Echo Park, Los Ángeles el 22 de agosto de 2016, envuelto en una cobija y con señales de desnutrición y abuso físico.
Yonatan pesaba solo 34 libras en el momento de su muerte y tenía llagas por presión en el cuerpo, según las autoridades. Este tipo de llagas se encuentran típicamente en pacientes ancianos de hogares de ancianos, pacientes en coma y aquellos que usan sillas de ruedas, dijeron las autoridades.
La Oficina del Médico Forense del Condado de Los Ángeles, informó que el niño murió por los efectos de múltiples drogas y había sufrido deshidratación y negligencia generalizada.
Los registros judiciales señalaron que el niño estuvo encerrado en el armario durante tres años antes de su muerte.
Según las autoridades, solo sus otros tres hijos sabían el paradero de su hermano y su madre les prohibió decir nada.
La policía le dijo al Tribunal Superior de Los Ángeles en 2019 durante una audiencia preliminar de tres días que el niño parecía al menos cuatro años más joven que su edad real cuando fue encontrado y fue descrito como «un niño muy demacrado y de aspecto frágil«.
La Dra. Janet Arnold-Clark, especialista en pediatría en abuso infantil, dijo en ese momento, que el niño “estuvo privado de alimentos durante mucho tiempo” y que “la única explicación real de eso es que había estado desnutrido durante varios años”.
Durante la reciente sentencia de Aguilar, el juez del Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles, Larry Paul Fidler, calificó el caso de «trágico» y dijo que el niño debió haber sentido «terror y miedo«.
El fiscal adjunto Alexander Bott añadió que la declaración de la madre «representa un resultado significativo y apropiado que refleja la gravedad del delito cometido«. y que la «vida del niño fue trágica e injustamente truncada por los años de negligencia y abuso a manos de su madre«.
Durante la audiencia de 2019, el detective de la policía de Los Ángeles. Sandra Platero dijo que Aguilar afirmó que su hijo era «pura maldad«. El detective también testificó en ese momento que Aguilar le dio al niño medicamentos para calmarlo y lo hizo dormir en un armario.
La policía testificó que el padrastro del niño, José Pinzón Ávila quien según la policía no estaba al tanto de la situación del niño, había llamado al 911 después de descubrir que su hijastro había muerto y dijo que había pensado que el niño vivía en México con un amigo de la familia.
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